miércoles, 9 de septiembre de 2009

Via ferrata: Riglos.

Tras desestimar las expediciones por Picos de Europa y Pirineos Franco-Aragones, el destino nos acercó a la Hoya de Huesca.
Se me antojaba dificil cuadrar un buen plan en menos de 24 h. Pero las cosas fueron encajando y al final el plan cogió forma. Conseguimos arneses, disipadores, cascos...etc y las indicaciones para realizar 2 vias ferratas en el reino de los Mallos.
El miercoles día 2 comiamos en Riglos bajo un cielo nublado, que progresivamente iba abriendose. La cosa pintaba bien, asi que tras preparar las mochilas, cargar agua e intercambiar opiniones con un par de "pro-s" de la escalada (y sibaritas, todo hay que decirlo), iniciamos la caminata hacia la vía ferrata de Riglos.
El sol apretaba cada vez más, y caminar junto a esa rojiza piedra aumenta la sensación de calor. La guinda del pastel la ponían los buitres leonados que sobrevolaban nuestras cabezas (¿tan mala pinta tendríamos?)
Las indicaciones de http://www.deandar.com/ muy correctas en todo momento, no dudeis en consultar datos sobre las vias ferratas de aragin, andorra y francia ya que las descripciones son muy buenas.
Continuamos hacia la peña donde se ubica el Tornillo, quedandonos de frente durante este primer tramo de aproximación, en la foto.

Como antes decía el camino está muy marcado, incluso con carteles que dicen "clavijas". Tras abandonar el GR-1 continuamos hasta un punto en que debemos cruzar el rio y seguir avanzando entre árboles. Todo un lujo esconderse del sol.
Ahora caminamos en diagonal hacia la peña durante unos 15 minutos, ganando altura para acercarnos a la roca.

Observamos restos de árboles quemados y el camino se vuelve más llano. En la descripción de la mencionada web recomienda ir atentos tras dejar el Tornillo a nuestra izquierda, pero podeis avanzar tranquilos ya que encontraremos un nuevo y ultimo cartel que nos llevará hasta el inicio de la vía.

Este último tramo es ascendente y sin ser duro te hace entrar en calor, cosa buena para evitar tirones.
Un cartel nos advierte de la necesidad de ir bien equipados (casco, arnes y disipador). Nos ponemos los trastos y revisamos antes de comenzar.
Las clavijas se ven bien, la via es evidente. Avanzar por esta vertical no entraña demasiada dificultad siempre y cuando no suframos vértigo. Las prisas son muy malas compañeras de viaje, ya que debemos ir atentos de "cazar" la "cuerda de vida" con los mosquetones e intentar que no se nos lien las 2 cuerdas. Nada complicado si pensamos antes de avanzar.
En la foto me veis avanzando por el segundo tramo. Podríamos dividir la vía en 2-3 tramos, y entre ellos encontraremos unos balcones no demasiado estrechos, donde podremos reunirnos con nuestros compañeros.
La experiencia fue muy positiva, disfrutando de la sensación de verticalidad y altura. Para dar fé de ello aqui podeis ver a Jon S. con Riglos al fondo (también vemos el camino de aproximación):


Ya en lo alto de la peña encontramos un mirador de buitres, por lo que es totalmente recomendable llevarse unos prismaticos. Impresionante el vuelo de estas aves, que al apasar cerca de nuestra posición, podíamos oír perfectamente el sonido del roce del aire en contra sus alas.
En la foto los mallos grande de Riglos, presididos por el imponente Mallo Pisón:


El descenso lo realizamos siguendo el GR-1. Es un camino largo pero sin complicaciones. Esto no significa que no te puedas torcer un tobillo y fastidiarte el resto de la excursión. Estas cosas nos pasan a los que andamos.
Una lección de más aprendida y una Vía Ferrata pendiente por hacer (Peña Rueba), podreis leer la crónica por aqui

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